Invitadas con estilo

Basta ya de disfrazarse, de gastarse fortunas en aparentar 20 años más y en colgar del armario prendas que con suerte no te volverás a poner.

No entiendo ni he entendido nunca porqué el día en el que se celebra la unión de dos personas hay que cargarse de perfume, ponerse grandes objetos en la cabeza, en las orejas, hacerle a tu pareja ponerse la corbata del mismo color..sacar las reliquias familiares (que deberían usarse más a menudo), y hacer de la incomodidad la norma.







Está bien arreglarse, ponerse elegante querer estar guapos y favorecidos, pero sin olvidar la naturalidad y la comodidad. Y especialmente saber qué cosas le favorecen a uno... no todo el mundo puede ir con telas tornasoladas, con mantones de manila, con fucsias, o brillos. Todo tiene una medida y como bien decía una persona muy importante..."la elegancia de una persona se mide especialmente en las grandes ocasiones". Todo en esta vida está creado para llevarse y disfrutarse...pero por favor...con mesura.

Los vestidos con tejidos más especiales, o cut outs como el rosa de Carven, o la mezcla de punto y seda en agua marina de Adeam, son perfectas elecciones para ir en colores lisos.





No por ponernos TODO vamos a resaltar más. Y novias del mundo, si alguien más va de blanco dar gracias porque podría haber ido de lentejuelas moradas, si la novia no va de princesa y va con pantalones porque así se siente más cómoda ...pues adelante no todas tienen que ser cupcakes o miembros de la realeza. Empezemos a normalizar algo que se ha convertido en una navidad...fiestas que pierden o que olvidan el significado para el cuál han sido convocadas.



Las opciones más coloristas y arriesgadas las dejamos para próximas entradas, lo importante es siempre ser una misma, no sentirse disfrazada, que no hay necesidad.

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